FITO PÁEZ BRILLÓ EN EL AUDITORIO BELGRANO
El rosarino dio un show emocionante a solas con su piano y voz.
No se abre el telón, ni se apagan del todo las luces. Pero Fito Páez ya sale al escenario. Después de varios minutos de aplausos, comienza a cantar a capella Yo vengo a ofrecer mi corazón, dedicada especialmente a Taty Almeida, referente de la Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora.
Tras ese comienzo inesperado y emotivo, Páez le da la bienvenida a su piano y empiezan a sonar casi consecutivamente Bello Abril y El mundo cabe en una canción. Finalmente realiza un popurrí con algunos clásicos como She's mine, Tus regalos deberían de llegar, Cable a Tierra, Tema de Piluso y coronó la seguidilla con El amor después del amor. Hora de homenaje al ganador del premio Nobel de Literatura, Bob Dylan, con la canción Ring Them Bells, en inglés y castellano.
Después de elogios para Joaquín Sabina, siguió con Llueve sobre mojado que puso a todo el Auditorio a cantar. Más tarde es el turno de la extensa e intensa La casa desaparecida, en donde hace referencia a los momentos más dolorosos de la historia Argentina. Momento de otro homenaje a Charly García con Desarma y Sangra, excelentemente ejecutada.
El instrumental Nocturno en Sol funcionó como intro a la infaltable Tumbas de la Gloria. Fito está de buen humor y se lo transmite a su público con el que interactua constantemente. Llega el momento más emotivo con la interpretación de Gracias a la vida, de Violeta Parra que lo deja literalmente llorando frente al piano. "Tengo 54 años, no puedo llorar así en el escenario", pero cuando se deja el alma todo ser humano es más vulnerable.
El recital arriba a su desenlace con todo el público usando sus celulares para iluminar cuando suena Brillante sobre el Mic. Con Mariposa Tecknicolor el rosarino intenta despedirse, pero la gente lo aclama para una más y él obediente les devuelve con un Dar es dar. Y ahora sí, el telón final.